Toda mi formación ha sido particular y heterodoxa. Yo vengo del mundo del deporte de élite y mi maestro venía del mundo de la música clásica. Por eso nunca, desde el primer monólogo que trabajé con él, me habló en términos académicos e intelectuales, me hablaba de la vida, y trabajábamos los grandes textos, creaba un paralelismo profundo entre la vida y las palabras, las palabras y uno mismo.
‘DON’T ACT, TALK TO ME, MEAN WHAT YOU SAY AND DON’T BORE ME’.
Adán: no actúes, háblame, dímelo de verdad y no me aburras. Con los años he aprendido que todos los caminos llevan a uno mismo. Sé tú mismo y los demás crearán a tu personaje. Así en la vida como en el teatro.